Hace unos días me crucé, de casualidad, con la última campaña de Nescafé para promocionar su producto descafeinado. De primeras, os lo cuento ya, me pareció una nueva jugada marcada por la quimiofobia para atraer al consumidor hacia su producto. Básicamente, recurren a un movimiento cada vez más común en el que se hace intuir que otras marcas son diferentes y peores.
El vídeo os lo adjunto más abajo, por supuesto. Son unos breves 10 segundos. La ocasión, eso sí, es fabulosa para aprovecharla y discutir los diferentes métodos actuales para retirar cafeína del café. ¿Cuántos procesos conocemos para reducir su concentración? ¿Son todos igual de eficientes? ¿Qué ventajas e inconvenientes presenta cada uno de ellos?